La genética neozelandesa es una de las claves del sistema implementado
por el Grupo L.P. en sus tambos. Se busca el potencial de litros del
Holando sin perder la calidad de la Jersey. “La genética con la que
trabajamos produce una leche con más concentrados sólidos, más grasa,
más proteínas y la misma cantidad de lactosa, porque en Nueva Zelanda la
leche se paga por proteína y grasa”, explicó Luis Peluffo, presidente
del grupo.
En ese país gran parte de la leche se industrializa y se
exporta, por lo que, según contó Peluffo, se busca una vaca que
genéticamente dé una leche con menos agua y más sólidos, así no se paga
por transportar agua que luego hay que sacar. “Nosotros estamos
vendiendo leche de 4,3-4,4 de grasa y 4 en proteína”, dijo Peluffo y
agregó que para hacer un queso cremoso es una leche que rinde un 18%,
contra 12% de una leche común.
Otro tema interesante es el de las
pariciones estacionales, porque permite organizar mejor todas las
labores y aprovechar los tiempos de más y menos trabajo. “Como en los
rodeos de cría, el 95% de los tambos neozelandeses y el sistema que
aplicamos nosotros buscan que las pariciones sean en tres meses”,
explicó Peluffo. Así, hay una época intensa de trabajo con los partos y
las guacheras y después hay cinco o seis meses en los que sólo hay que
ordeñar y alimentar, pero no hay pariciones, ni guacheras, ni
inseminaciones.
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